Ana Carretero García
Septiembre 2017
Resumen: Las consecuencias de la obsolescencia programada se traducen no sólo en un mayor nivel de gasto para los consumidores, sino también en un incremento constante de generación de residuos y un grado de reciclaje insuficiente que dañan el medio ambiente y la salud pública. Por ello es necesario avanzar tanto en la prohibición de este tipo de prácticas, como en la prolongación de la vida útil de los productos a través de la mejora del diseño, sus posibilidades de reparación, el etiquetado o la responsabilidad ampliada del productor. Asimismo, son importantes las campañas de educación e información con el fin de promover modelos de producción y consumo sostenibles. Frente al esquema “producir, comprar, usar y tirar”, distintas iniciativas como la denominada “alargascencia” proponen el esquema “reducir, reparar, reutilizar y reciclar” con el fin de contribuir a la protección de unos recursos naturales finitos.